martes, 20 de marzo de 2012

Incandescencia Glacial, Capitulo 4



 Incandescencia Glacial
Capitulo 4, "¡¿Por qué?!"

Pov. Claire

Me desperté con el ruido estrepitoso de la alarma del reloj, el cual se encontraba en la mesilla de noche continua a mi cama, apague la alarma y me levante, me di una ducha caliente, la necesitaba, decidí ponerme unos jeans pitillos negros, una camiseta blanca, mi cazadora negra y mis tenis, recogí mi pelo en una coleta y Salí corriendo hacia la cocina para desayunar.
El desayuno fueron unas tostadas con mermelada, huevos revueltos, jugo de naranja y café, tía Emily cocinaba como para 10 personas, un plato para mí, otro para sami, otro para ella y siete platos u ocho sin exagerar para tío Sam, eso sí que era cómico, según él, comer mucho fue el legado que le dejo el mundo de la licantropía, claro, aparte de su enorme panza.
Cuando terminamos Tío Sam me llevo al instituto quileute de la Push al cual yo asistía, el camino era tan normal como todos los días, tío Sam esperaba a que Sami y yo entráramos al instituto y luego se iba por la tan conocida carretera hacia el taller; las clases fueron un desastre, me pase toda la mañana pensando en Quil, no pude concentrarme pero que ni un poco, por más que lo intentaba, pensaba en lo que paso en ese auto, y en lo que hubiera pasado de no habernos interrumpido tío Sam, “yo… yo anhelaba que pasara… ¡Si maldita sea, yo quería que me besara! ¡Quiero que me bese!”, pensé, yo no lo veía como un hermano, Quil me… me gustaba, me sentía atraída hacia él, demasiado, demasiado atraída…
-¡Claire! ¿Qué te pasa?- me pregunto Ammy sacándome de mis pensamientos y haciendo que bajara del planeta Quil & Claire al planeta tierra.
Mire a mi alrededor, y me di cuenta que ya debía de ser la hora del almuerzo, ya que el aula estaba vacía.
-No… no me pasa nada- respondí con voz pastosa y luego me aclare la garganta.
-Bueno, pues camina, tengo hambre, las chicas ya deben de estar almorzando…- dijo halándome por el brazo haciéndome que saliéramos corriendo del aula y por los pasillos, hasta que llegamos a la cafetería compramos el almuerzo y nos encaminamos a la mesa.
Una vez que estuvimos sentadas, las chicas comenzaron con sus parloteos tan comunes en ellas…
-Claire, así que... ¿Cómo estuvo la fiesta?- me pregunto de repente jazmín, quien jugaba con el tallo de una manzana.
-Ehhh… estuvo bien, creo…- respondí ruborizaba, llevando mi vista hacia la bandeja.
-¿Ah pasado algo entre Quil y tú?- pregunto Sarah de repente
-No- respondí cortante y con la voz apagada.
-Vamos… puedes confiar en nosotras, somos tus amigas, tienes disponibles tres cabezas para desahogarte, esto bueno… además, sabemos que él te gusta…- me dijo Ammy con una sonrisa tierna, mientras que ponía un puchero inocente, que solo hizo que me riera por un momento, cuando al fin fui capaz de hablar me limite a decir…
-Quil y yo… casi nos damos… un beso….- dije con voz nerviosa, ellas comenzaron a reírse tontamente, haciendo que me pusiera tan roja como un tomate.
-¿y porque no paso?- pregunto Jazmín con un tono de tristeza.
-Llego tío Sam, y nos interrumpió…- dije con una sonrisa estúpida en el rostro al recordar la graciosa escena.
-¡Venga!, así que… ¿crees que quizás sean algo más que amigos?- pregunto Ammy.
-No lo sé…realmente- dije yo mientras me encogía de hombros, tomaba mi pizza y me la llevaba a la boca.
-¡Pues venga! ¡No seas gallinita! ¡Pregúntaselo! Son amigos desde que tú eras una cría y se tienen demasiada confianza, entonces, ¿Qué esperas?- me dijo Jazmín a la vez que resoplaba.
-Cierto Claire, pregúntale que son, pregúntale si él quiere tener algo contigo.- Me dijo Ammy tratando de infundirme valentía.
-Ya, vale… no lo sé, el me ve como un cría, como su hermanita menor…- dije yo con un tono que desbordaba melancolía y cólera.
-¡Pero, Maldita Sea! ¡NO LO ERES! ¡No eres ninguna cría! ¡No eres su hermanita menor! ¡Eres toda una mujer, actúa como tal! ¡Te gusta ¿NO?! Y puede… que tú a él…- Me dijo Jazmín a la vez que me miraba con sus abiertos y penetrantes ojos chocolates y con una de esas expresiones típicas en ella que te quieren decir “no entendiste, te lo explico”.
La charla acabo, nadie murmuro palabra alguna, nos limitamos a almorzar, luego sonó el timbre y cada quien se fue hacia su respectivo salón, Jazmín camino a mi lado y antes de que entráramos en el aula, me tomo del brazo y con un bajo susurro me dijo: -piensa en lo que hemos hablado-, yo me limite a asentir con la cabeza.
En las dos últimas clases, literatura e historia me quede pensando en lo que me dijeron las chicas y… ¡Por Dios Santo! Era cierta cada palabra, quizás yo le gustaba… y él no se atrevía a decírmelo… quizás yo debería dar el primer gran paso…
“Quizás podríamos intentar algo, yo quería intentar algo… y quizás el también querría”, solo pensar en esto todo mi cuerpo era invadido por insectos con el tamaño de mariposas y con alas batientes tan rápidas, como las alas de un colibrí; solo tenía que preguntarlo y sabría que tendría mi respuesta.
Cuando el estridente timbre de salida al fin sonó, me fui directo al aparcamiento, ni siquiera espere a mis amigas, lo busque con la mirada y de inmediato reconocí entre todos aquellos coches, el raído coche azul metálico; estaba lloviendo con mucha fuerza, pero no la suficiente como para no poder verlo, se encontraba con su cabeza y manos sobre el volate; Salí corriendo hacia el automóvil, me detuve en la puerta del copiloto, luego de un minuto que se me hizo eterno abrí la puerta ya que él no lo hacía, me acomode en el asiento del copiloto a la vez que me quitaba mi cazadora negra y la dejaba sobre mi regazo, él no se movía, parecía una estatua, como si tampoco se hubiera dado cuenta de mi presencia, luego de 5 largos minutos, levanto la cabeza, su cara era… fría, sin articular una sola palabra, puso el coche en marcha.
El camino fue demasiado, demasiado largo, en el coche reinaba el incómodo silencio, luego de 10 minutos lo suficientemente largos como para agobiarme totalmente, decidí romper el sepulcral silencio...
-Quil…- dije con apenas un susurro.
-¿Dime?- me dijo el de igual forma, tome una gran bocanada de aire, preparándome para lo que vendría ahora, y un mal presentimiento que gritaba en mi mente “esto saldrá mal, no será fácil”, embargo mí me mente, pero no me detendría, no ahora…
-Tenemos que hablar de… nosotros- dije con voz clara y con un tono firme.
Detuvo el coche en seco a mitad del camino, la lluvia era tan fuerte que llegue a pensar que quizás podría quebrar el vidrio del parabrisas…
-Pues bien, hablemos- me dijo el sacándome de mis pensamientos, con una voz cortante y con un tono tan acido como el zumo de una cascara de toronja, mientras que miraba al frente.
-¿Qué iba a pasar en ese coche?- pregunte de sopetón, haciendo que el pegara un bote, y abriera los ojos como platos.
- No iba a pasar nada- me dijo el sin mirarme, pude ver como su frente se llenaba de arrugas a la vez que fruncía el ceño, tenía la vista perdida, como si mirara un punto fijo en la lluvia.
-Tu y yo... Casi nos… besamos- dije con apenas un murmullo reconocible, de lo temblorosa que sonaba mi voz, mientras tanto miraba fijamente mis manos que temblaban nerviosas.
-pero no paso, y si hubiera pasado cosa que yo no permitiría… pero si hubiera pasado hubiera sido un total y rotundo error- me dijo mirándome al fin, sus ojos marrones estaban tan serios, tan irreconocibles… tan ajenos al Quil que yo conocía.
- ¿Por qué?- pregunte con tristeza y con una mota de amargura que se colaba en mi voz.
-Claire no podemos tener nada…. Eres una niña- dijo con un tono que me pedía comprensión de su parte, -yo te veo como una cría…
- ¿Cómo una cría? ¿De es forma es como me vez?- pregunte ácidamente y con un claro e inconfundible tono de censura.
- sí. Es como te veo… lo mejor es esperar unos cuantos años quizás, no lo sé… quizás en unos cinco años…
-¡¿Cinco años?!- grite enrabietada, -¡NO. AHORA!- Dije con un tono tan alto que hizo eco en el coche.
- Ese “ahora” – dijo haciendo las comillas con las manos- no va a ser un “ahora“ ahora, sino dentro de mucho, mucho… yo diría que demasiado tiempo…-dijo frunciendo el ceño, mientras que alzaba una ceja, pero seguía manteniendo la misma mirada seria.
-¡¿Por qué?!- Grite seriamente ofendida, ahora sí que estaba molesta, el huracán Katrina me quedaba pequeño comparado con la rabia que se cocía dentro de mi…
-¡¿Por qué?! ¡Por el amor de todo lo que es santo! ¡Eres una niña!, ¡Por Dios!, ¡Soy tu hermano, tú tienes dieciséis y medio ¡Yo tengo 30! Mírate tú y mírame a mi… ¡podría ser tu padre! Te doblo la edad…- me dijo gritando no tan alto pero si con un tono ácido y amargo; estaba visiblemente enrabietado, -¡No es normal! ¡Maldita sea! ¡No soy bueno para ti, por ahora no! ¡EN.TI.EN.DE.LO.!- Dijo gritando, estaba alterado, muy muy alterado, incluso había separado las silabas “¿tan cría me crees?” Escupí en mi fuero interno.
Me llene de cólera, “Mierda, si Mierda, esto no era fácil, no era lo que me imaginaba ni por asomo”, pensé; mis expectativas se fueron a pique en ese instante, la tristeza me recorrió entera, llenando cada átomo que conformaba parte de mi cuerpo, desde mis cabellos hasta mis pies, si pudiera ver mi aura de seguro seria Negra Noche, no quería que me viera así, no quería que el viera lo mucho que me molestaba su rechazo…
“estúpido Chucho”, “Maldito Rechazo”, grite en mi fuero interno, “¿y ahora qué hago?”, pensé, “No lloraras, no enfrente de él” me dijo esa segura voz interior que me había hablado antes, la que me había dicho que esto acabaría mal…
Me acorde de Jazmín y de todo lo que habíamos hablado en la cafetería, “Esto no ha terminado, ni por asomo”, pensé, sabía que esto le vendría como un balde de agua helada, que no estaba preparado, sonreí ante este pensamiento maquiavélico.
-¡No soy una niña, maldita sea!- escupí las palabras con ira, -Soy una mujer y tú eres un hombre, esto es de lo más natural! ¡Tú no eres mi hermano!- le dije a la vez que lo miraba con ira, su mirada parecía asesina ante mis palabras, ver sus ojos me hizo estremecer, pero no deje que me intimidara, ahora nadie pararía mi arsenal de explicaciones y de reproches…
-¡Yo soy Claire Young, Tu eres Quil Ateara, casi tengo diecisiete y tú tienes 30 y…! ¡A QUIEN DIABLOS LE IMPORTA ESO!- Le dije eso con una mirada furiosa, que un segundo paso a ser de súplica y de tristeza- a mi… no me importa… no me importa la diferencia de edad, me importas tu… me importa este “nosotros”. Dije con voz dulce, a la vez que las temblorosas yemas de mis dedos tocaban su mejilla, la acariciaban, era tan caliente, tan Quil…
En ese instante tomo mi mano con la suya, pensé que entrelazaría nuestros dedos, que había salido victoriosa en esta batalla, pero no… tomo mi mano y la dejo sobre mi pierna izquierda…
-No- dije con un susurro bajo y claro, y el tono de su voz revelaba firmeza a diestra y siniestra; quería abofetearlo ene se momento debido a su rechazo, la mano me picaba, sabía que mi mano terminaría destrozada, pero quería que a él le doliera alguna parte de su cuerpo, tanto como a mí me dolía mi pecho, me miraba con tristeza seguramente al ver mi cara descompuesta, y en sus ojos había una mota de censura ante mi comportamiento.
-por favor…- dije al tiempo que me acercaba a él, encerré con un puño suave y tierno el pelo de su nuca, haciendo que se acercara el a mi… nos acercamos mucho, mucho más nuestras frentes quedaron pegadas, vi sus carnosos labios entreabiertos, mientras el soltaba un leve suspiro… inhale su aliento era tan delicioso… mis ojos se cerraron lentamente, sus labios serian mi destino en unos segundos, sería la dueña de sus labios, saborearía a fondo su aliento… -Yo te quiero… y se… que tú también me quieres…- dije a la vez que rozaba mi labio superior con su labio inferior, no quería perder más tiempo, abalance mi sobra sobre la suya y antes de que estampara nuestros labios, me tomo de los hombros y me separo rápida y bruscamente de él, haciendo que abriera los ojos como platos ante la sorpresa que me provoco su reacción…
-¡TE HE DICHO QUE NO! ¡¿QUE ES LO QUE NO ENTIENTES?!- Me grito furioso a la vez que fruncía el ceño, si antes pensé que tenía una mirada “asesina” ahora ni te digo…
Un impulso loco se apodero de todo mi ser, y sin pensar le plantee una fuerte cachetada con la palma de mi mano abierta en su cara “toma eso Ateara”, pensé, pero mi fuerza ante la suya era tan mínima que ni siquiera ladeo el rostro, todo paso en menos de un segundo, solo se escuchó un fuerte “crack” producido por mi mano derecha y lo siguiente que ocurrió, fue el grito de dolor que provino de mi garganta.
Me encontraba realmente cabreada en ese momento en mi interior no estaba el “Katrina” se encontraba toda la familia: terremotos, maremotos, tsunamis, avalanchas, huracanes, ya te digo….
Con mi mano izquierda abrí la puerta del coche, y Salí de un bandazo a la fuerte lluvia, tome suavemente mi mano derecha con la izquierda, creí que si la soltaba se quebraría en pedazos, lance un grito ahogado al aire y sin darme cuenta de lo que hacía Salí corriendo pirándome de allí, me interne demasiado en el bosque tanto que a donde mirara todo era verde pero me importo una ·$%!·%$, seguí corriendo a todo lo que daban mis piernas no sentía la mano, no sentía el dolor de esta, no sentía ni siquiera mis piernas correr, solo sentía la fuerte y punzante lluvia que con sus inmensos y punzantes goterones me bañaba entera, y ese dolor proveniente de mi pecho que producía un incendio en mi corazón, tanto que sentí quemarme viva, jamás había sentido un dolor así, luego de lo que calcule como 20 minutos estaba realmente exhausta  debido a mi gran carrera, me vi obligada a parar en la mitad de la nada, me quede de pie allí un momento luego me senté en esa tierra húmeda y coloque mi cabeza entre mis piernas.
De repente sentí como las hojas caídas producían un ruido, y una leve brisa pasaba a mi lado, abrí los ojos de sopetón al sentir que no estaba sola y fue entonces cuando lo vi…
Me levante rápidamente del suelo mientras me tambaleaba por mi falta de equilibrio, estaba a eso de 4 metros de donde me encontraba, su pelaje chocolate hizo que entrara en cólera, jamás se cansaría de cagarme la vida….
-¡LARGATE! ¡Déjame en paz!- le grite con rabia…
El profirió un gañido tierno lo conocía demasiado bien, incluso en su forma licantropa, me quiso decir “lo siento”, mientras paso a paso se acercaba a mí.
-¡NO TE ME ACERQUES! ¡NO TE ME VUELVAS A ACERCAR!- Paro en seco sus patas y su rostro lobuno mostro la sorpresa y la desilusión que le causaban mi reacción.
-¡DESAPARECETE DE MI VIDA, PORQUE YO NO TE QUIERO EN ELLA! ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE! ¡JAMAS! ¡SI LO QUERIAS ERA RECHAZO! ¡PUES BUSCAME, PORQUE ESO ES LO UNICO QUE RECIBIRAS DE MI! ¡TE ODIO QUIL ATEARA! ¡TE ODIO CON TODA MI ALMA! ¡TE ODIO UNA Y MIL VECES MAS!- Escupí esas fuertes y estrepitosas palabras con furia, tal fue lo fuerte que las grite que en el bosque se escuchó el eco de ellas…
Su rostro se bañó de dolor y un segundo después desapareció en la espesura del bosque…
Me tire inconscientemente sobre la tierra húmeda, las gotas de lluvia me pinchaban, parecía como si me enterraran millones de alfileres en el rostro, pero en mi pecho sentía como si me clavaran dagas, tan gruesas que me dejaban sin aliento…
No sé cuánto tiempo estuve tirada allí, pensando en lo deprimente, desolada, patética y vacía que era mi vida, llego un momento en que me vi cubierta por el grueso manto de la conciencia, ya no sentía ni pinchazos, ni alfileres, ni dagas, no sentía… nada… mis ojos cerrados no percibían la luz, mientras que mis oídos, no escuchaban sonido alguno, lo único de lo que fui consciente fue cuando unos fuertes y cálidos brazos me levantaron en vilo, y sus húmedos labios me dieron un dulce beso en la frente.

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