Incandescencia Glacial
Capitulo 4, "¡¿Por
qué?!"
Pov. Claire
Me desperté con el ruido estrepitoso de la alarma del
reloj, el cual se encontraba en la mesilla de noche continua a mi cama, apague
la alarma y me levante, me di una ducha caliente, la necesitaba, decidí ponerme
unos jeans pitillos negros, una camiseta blanca, mi cazadora negra y mis tenis,
recogí mi pelo en una coleta y Salí corriendo hacia la cocina para desayunar.
El desayuno fueron unas tostadas con mermelada, huevos
revueltos, jugo de naranja y café, tía Emily cocinaba como para 10 personas, un
plato para mí, otro para sami, otro para ella y siete platos u ocho sin
exagerar para tío Sam, eso sí que era cómico, según él, comer mucho fue el
legado que le dejo el mundo de la licantropía, claro, aparte de su enorme
panza.
Cuando terminamos Tío Sam me llevo al instituto quileute
de la Push al cual yo asistía, el camino era tan normal como todos los días, tío
Sam esperaba a que Sami y yo entráramos al instituto y luego se iba por la tan
conocida carretera hacia el taller; las clases fueron un desastre, me pase toda
la mañana pensando en Quil, no pude concentrarme pero que ni un poco, por más
que lo intentaba, pensaba en lo que paso en ese auto, y en lo que hubiera
pasado de no habernos interrumpido tío Sam, “yo…
yo anhelaba que pasara… ¡Si maldita sea, yo quería que me besara! ¡Quiero que
me bese!”, pensé, yo no lo veía como un hermano, Quil me… me gustaba, me
sentía atraída hacia él, demasiado, demasiado atraída…
-¡Claire! ¿Qué te pasa?- me pregunto Ammy sacándome de
mis pensamientos y haciendo que bajara del planeta Quil & Claire al planeta
tierra.
Mire a mi alrededor, y me di cuenta que ya debía de ser
la hora del almuerzo, ya que el aula estaba vacía.
-No… no me pasa nada- respondí con voz pastosa y luego me
aclare la garganta.
-Bueno, pues camina, tengo hambre, las chicas ya deben de
estar almorzando…- dijo halándome por el brazo haciéndome que saliéramos
corriendo del aula y por los pasillos, hasta que llegamos a la cafetería
compramos el almuerzo y nos encaminamos a la mesa.
Una vez que estuvimos sentadas, las chicas comenzaron con
sus parloteos tan comunes en ellas…
-Claire, así que... ¿Cómo estuvo la fiesta?- me pregunto
de repente jazmín, quien jugaba con el tallo de una manzana.
-Ehhh… estuvo bien, creo…- respondí ruborizaba, llevando
mi vista hacia la bandeja.
-¿Ah pasado algo entre Quil y tú?- pregunto Sarah de
repente
-No- respondí cortante y con la voz apagada.
-Vamos… puedes confiar en nosotras, somos tus amigas,
tienes disponibles tres cabezas para desahogarte, esto bueno… además, sabemos
que él te gusta…- me dijo Ammy con una sonrisa tierna, mientras que ponía un
puchero inocente, que solo hizo que me riera por un momento, cuando al fin fui
capaz de hablar me limite a decir…
-Quil y yo… casi nos damos… un beso….- dije con voz
nerviosa, ellas comenzaron a reírse tontamente, haciendo que me pusiera tan
roja como un tomate.
-¿y porque no paso?- pregunto Jazmín con un tono de
tristeza.
-Llego tío Sam, y nos interrumpió…- dije con una sonrisa
estúpida en el rostro al recordar la graciosa escena.
-¡Venga!, así que… ¿crees que quizás sean algo más que
amigos?- pregunto Ammy.
-No lo sé…realmente- dije yo mientras me encogía de
hombros, tomaba mi pizza y me la llevaba a la boca.
-¡Pues venga! ¡No seas gallinita! ¡Pregúntaselo! Son
amigos desde que tú eras una cría y se tienen demasiada confianza, entonces,
¿Qué esperas?- me dijo Jazmín a la vez que resoplaba.
-Cierto Claire, pregúntale que son, pregúntale si él
quiere tener algo contigo.- Me dijo Ammy tratando de infundirme valentía.
-Ya, vale… no lo sé, el me ve como un cría, como su
hermanita menor…- dije yo con un tono que desbordaba melancolía y cólera.
-¡Pero, Maldita Sea! ¡NO LO ERES! ¡No eres ninguna cría! ¡No
eres su hermanita menor! ¡Eres toda una mujer, actúa como tal! ¡Te gusta ¿NO?!
Y puede… que tú a él…- Me dijo Jazmín a la vez que me miraba con sus abiertos y
penetrantes ojos chocolates y con una de esas expresiones típicas en ella que
te quieren decir “no entendiste, te lo
explico”.
La charla acabo, nadie murmuro palabra alguna, nos
limitamos a almorzar, luego sonó el timbre y cada quien se fue hacia su
respectivo salón, Jazmín camino a mi lado y antes de que entráramos en el aula,
me tomo del brazo y con un bajo susurro me dijo: -piensa en lo que hemos
hablado-, yo me limite a asentir con la cabeza.
En las dos últimas clases, literatura e historia me quede
pensando en lo que me dijeron las chicas y… ¡Por Dios Santo! Era cierta cada
palabra, quizás yo le gustaba… y él no se atrevía a decírmelo… quizás yo
debería dar el primer gran paso…
“Quizás
podríamos intentar algo, yo quería intentar algo… y quizás el también querría”,
solo pensar en esto todo mi cuerpo era invadido por insectos con el tamaño de
mariposas y con alas batientes tan rápidas, como las alas de un colibrí; solo tenía
que preguntarlo y sabría que tendría mi respuesta.
Cuando el estridente timbre de salida al fin sonó, me fui
directo al aparcamiento, ni siquiera espere a mis amigas, lo busque con la
mirada y de inmediato reconocí entre todos aquellos coches, el raído coche azul
metálico; estaba lloviendo con mucha fuerza, pero no la suficiente como para no
poder verlo, se encontraba con su cabeza y manos sobre el volate; Salí
corriendo hacia el automóvil, me detuve en la puerta del copiloto, luego de un
minuto que se me hizo eterno abrí la puerta ya que él no lo hacía, me acomode
en el asiento del copiloto a la vez que me quitaba mi cazadora negra y la
dejaba sobre mi regazo, él no se movía, parecía una estatua, como si tampoco se
hubiera dado cuenta de mi presencia, luego de 5 largos minutos, levanto la
cabeza, su cara era… fría, sin articular una sola palabra, puso el coche en
marcha.
El camino fue demasiado, demasiado largo, en el coche
reinaba el incómodo silencio, luego de 10 minutos lo suficientemente largos
como para agobiarme totalmente, decidí romper el sepulcral silencio...
-Quil…- dije con apenas un susurro.
-¿Dime?- me dijo el de igual forma, tome una gran
bocanada de aire, preparándome para lo que vendría ahora, y un mal
presentimiento que gritaba en mi mente “esto
saldrá mal, no será fácil”, embargo mí me mente, pero no me detendría, no
ahora…
-Tenemos que hablar de… nosotros- dije con voz clara y
con un tono firme.
Detuvo el coche en seco a mitad del camino, la lluvia era
tan fuerte que llegue a pensar que quizás podría quebrar el vidrio del
parabrisas…
-Pues bien, hablemos- me dijo el sacándome de mis pensamientos,
con una voz cortante y con un tono tan acido como el zumo de una cascara de
toronja, mientras que miraba al frente.
-¿Qué iba a pasar en ese coche?- pregunte de sopetón,
haciendo que el pegara un bote, y abriera los ojos como platos.
- No iba a pasar nada- me dijo el sin mirarme, pude ver
como su frente se llenaba de arrugas a la vez que fruncía el ceño, tenía la
vista perdida, como si mirara un punto fijo en la lluvia.
-Tu y yo... Casi nos… besamos- dije con apenas un
murmullo reconocible, de lo temblorosa que sonaba mi voz, mientras tanto miraba
fijamente mis manos que temblaban nerviosas.
-pero no paso, y si hubiera pasado cosa que yo no
permitiría… pero si hubiera pasado hubiera sido un total y rotundo error- me
dijo mirándome al fin, sus ojos marrones estaban tan serios, tan irreconocibles…
tan ajenos al Quil que yo conocía.
- ¿Por qué?- pregunte con tristeza y con una mota de
amargura que se colaba en mi voz.
-Claire no podemos tener nada…. Eres una niña- dijo con
un tono que me pedía comprensión de su parte, -yo te veo como una cría…
- ¿Cómo una cría? ¿De es forma es como me vez?- pregunte ácidamente
y con un claro e inconfundible tono de censura.
- sí. Es como te veo… lo mejor es esperar unos cuantos
años quizás, no lo sé… quizás en unos cinco años…
-¡¿Cinco años?!- grite enrabietada, -¡NO. AHORA!- Dije
con un tono tan alto que hizo eco en el coche.
- Ese “ahora” – dijo haciendo las comillas con las manos-
no va a ser un “ahora“ ahora, sino dentro de mucho, mucho… yo diría que
demasiado tiempo…-dijo frunciendo el ceño, mientras que alzaba una ceja, pero
seguía manteniendo la misma mirada seria.
-¡¿Por qué?!- Grite seriamente ofendida, ahora sí que
estaba molesta, el huracán Katrina me quedaba pequeño comparado con la rabia
que se cocía dentro de mi…
-¡¿Por qué?! ¡Por el amor de todo lo que es santo! ¡Eres
una niña!, ¡Por Dios!, ¡Soy tu hermano, tú tienes dieciséis y medio ¡Yo tengo
30! Mírate tú y mírame a mi… ¡podría ser tu padre! Te doblo la edad…- me dijo
gritando no tan alto pero si con un tono ácido y amargo; estaba visiblemente
enrabietado, -¡No es normal! ¡Maldita sea! ¡No soy bueno para ti, por ahora no!
¡EN.TI.EN.DE.LO.!- Dijo gritando, estaba alterado, muy muy alterado, incluso
había separado las silabas “¿tan cría me
crees?” Escupí en mi fuero interno.
Me llene de cólera, “Mierda,
si Mierda, esto no era fácil, no era lo que me imaginaba ni por asomo”,
pensé; mis expectativas se fueron a pique en ese instante, la tristeza me recorrió
entera, llenando cada átomo que conformaba parte de mi cuerpo, desde mis
cabellos hasta mis pies, si pudiera ver mi aura de seguro seria Negra Noche, no
quería que me viera así, no quería que el viera lo mucho que me molestaba su
rechazo…
“estúpido
Chucho”, “Maldito Rechazo”, grite en mi fuero interno, “¿y ahora qué hago?”, pensé, “No lloraras, no enfrente de él” me
dijo esa segura voz interior que me había hablado antes, la que me había dicho
que esto acabaría mal…
Me acorde de Jazmín y de todo lo que habíamos hablado en
la cafetería, “Esto no ha terminado, ni
por asomo”, pensé, sabía que esto le vendría como un balde de agua helada,
que no estaba preparado, sonreí ante este pensamiento maquiavélico.
-¡No soy una niña, maldita sea!- escupí las palabras con
ira, -Soy una mujer y tú eres un hombre, esto es de lo más natural! ¡Tú no eres
mi hermano!- le dije a la vez que lo miraba con ira, su mirada parecía asesina
ante mis palabras, ver sus ojos me hizo estremecer, pero no deje que me
intimidara, ahora nadie pararía mi arsenal de explicaciones y de reproches…
-¡Yo soy Claire Young, Tu eres Quil Ateara, casi tengo diecisiete
y tú tienes 30 y…! ¡A QUIEN DIABLOS LE IMPORTA ESO!- Le dije eso con una mirada
furiosa, que un segundo paso a ser de súplica y de tristeza- a mi… no me
importa… no me importa la diferencia de edad, me importas tu… me importa este “nosotros”. Dije con voz dulce, a la vez
que las temblorosas yemas de mis dedos tocaban su mejilla, la acariciaban, era
tan caliente, tan Quil…
En ese instante tomo mi mano con la suya, pensé que
entrelazaría nuestros dedos, que había salido victoriosa en esta batalla, pero
no… tomo mi mano y la dejo sobre mi pierna izquierda…
-No- dije con un susurro bajo y claro, y el tono de su
voz revelaba firmeza a diestra y siniestra; quería abofetearlo ene se momento
debido a su rechazo, la mano me picaba, sabía que mi mano terminaría
destrozada, pero quería que a él le doliera alguna parte de su cuerpo, tanto
como a mí me dolía mi pecho, me miraba con tristeza seguramente al ver mi cara
descompuesta, y en sus ojos había una mota de censura ante mi comportamiento.
-por favor…- dije al tiempo que me acercaba a él, encerré
con un puño suave y tierno el pelo de su nuca, haciendo que se acercara el a
mi… nos acercamos mucho, mucho más nuestras frentes quedaron pegadas, vi sus
carnosos labios entreabiertos, mientras el soltaba un leve suspiro… inhale su
aliento era tan delicioso… mis ojos se cerraron lentamente, sus labios serian
mi destino en unos segundos, sería la dueña de sus labios, saborearía a fondo
su aliento… -Yo te quiero… y se… que tú también me quieres…- dije a la vez que
rozaba mi labio superior con su labio inferior, no quería perder más tiempo,
abalance mi sobra sobre la suya y antes de que estampara nuestros labios, me
tomo de los hombros y me separo rápida y bruscamente de él, haciendo que
abriera los ojos como platos ante la sorpresa que me provoco su reacción…
-¡TE HE DICHO QUE NO! ¡¿QUE ES LO QUE NO ENTIENTES?!- Me
grito furioso a la vez que fruncía el ceño, si antes pensé que tenía una mirada
“asesina” ahora ni te digo…
Un impulso loco se apodero de todo mi ser, y sin pensar
le plantee una fuerte cachetada con la palma de mi mano abierta en su cara “toma eso Ateara”, pensé, pero mi fuerza
ante la suya era tan mínima que ni siquiera ladeo el rostro, todo paso en menos
de un segundo, solo se escuchó un fuerte “crack” producido por mi mano derecha
y lo siguiente que ocurrió, fue el grito de dolor que provino de mi garganta.
Me encontraba realmente cabreada en ese momento en mi
interior no estaba el “Katrina” se
encontraba toda la familia: terremotos, maremotos, tsunamis, avalanchas,
huracanes, ya te digo….
Con mi mano izquierda abrí la puerta del coche, y Salí de
un bandazo a la fuerte lluvia, tome suavemente mi mano derecha con la
izquierda, creí que si la soltaba se quebraría en pedazos, lance un grito
ahogado al aire y sin darme cuenta de lo que hacía Salí corriendo pirándome de
allí, me interne demasiado en el bosque tanto que a donde mirara todo era verde
pero me importo una ·$%!·%$, seguí corriendo a todo lo que daban mis piernas no
sentía la mano, no sentía el dolor de esta, no sentía ni siquiera mis piernas
correr, solo sentía la fuerte y punzante lluvia que con sus inmensos y
punzantes goterones me bañaba entera, y ese dolor proveniente de mi pecho que
producía un incendio en mi corazón, tanto que sentí quemarme viva, jamás había
sentido un dolor así, luego de lo que calcule como 20 minutos estaba realmente exhausta
debido a mi gran carrera, me vi obligada
a parar en la mitad de la nada, me quede de pie allí un momento luego me senté
en esa tierra húmeda y coloque mi cabeza entre mis piernas.
De repente sentí como las hojas caídas producían un
ruido, y una leve brisa pasaba a mi lado, abrí los ojos de sopetón al sentir
que no estaba sola y fue entonces cuando lo vi…
Me levante rápidamente del suelo mientras me tambaleaba
por mi falta de equilibrio, estaba a eso de 4 metros de donde me encontraba, su
pelaje chocolate hizo que entrara en cólera, jamás se cansaría de cagarme la
vida….
-¡LARGATE! ¡Déjame en paz!- le grite con rabia…
El profirió un gañido tierno lo conocía demasiado bien,
incluso en su forma licantropa, me quiso decir “lo siento”, mientras paso a paso se acercaba a mí.
-¡NO TE ME ACERQUES! ¡NO TE ME VUELVAS A ACERCAR!- Paro
en seco sus patas y su rostro lobuno mostro la sorpresa y la desilusión que le
causaban mi reacción.
-¡DESAPARECETE DE MI VIDA, PORQUE YO NO TE QUIERO EN
ELLA! ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE! ¡JAMAS! ¡SI LO QUERIAS ERA RECHAZO! ¡PUES
BUSCAME, PORQUE ESO ES LO UNICO QUE RECIBIRAS DE MI! ¡TE ODIO QUIL ATEARA! ¡TE
ODIO CON TODA MI ALMA! ¡TE ODIO UNA Y MIL VECES MAS!- Escupí esas fuertes y
estrepitosas palabras con furia, tal fue lo fuerte que las grite que en el
bosque se escuchó el eco de ellas…
Su rostro se bañó de dolor y un segundo después desapareció
en la espesura del bosque…
Me tire inconscientemente sobre la tierra húmeda, las
gotas de lluvia me pinchaban, parecía como si me enterraran millones de
alfileres en el rostro, pero en mi pecho sentía como si me clavaran dagas, tan
gruesas que me dejaban sin aliento…
No sé cuánto tiempo estuve tirada allí, pensando en lo
deprimente, desolada, patética y vacía que era mi vida, llego un momento en que
me vi cubierta por el grueso manto de la conciencia, ya no sentía ni pinchazos,
ni alfileres, ni dagas, no sentía… nada… mis ojos cerrados no percibían la luz,
mientras que mis oídos, no escuchaban sonido alguno, lo único de lo que fui
consciente fue cuando unos fuertes y cálidos brazos me levantaron en vilo, y
sus húmedos labios me dieron un dulce beso en la frente.
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