martes, 20 de marzo de 2012

Incandescencia Glacial, Capitulo 5



Incandescencia Glacial
Capitulo 5, "La visita"

Pov.Claire

La fuerte luz que se colaba entre las finas cortinas color verde viche de la habitación me despertó, tape mis ojos automáticamente con mi brazo izquierdo, pero al ver que ya no quedaban ni los más mínimos rastros de mi sueño, hinque mi codo izquierdo en el colchón, y acto seguido levante solo unos cuantos centímetros mi torso del colchón, mire la cama que se encontraba al otro lado de esa tan conocida habitación azul cielo, la cama estaba vacía, bueno, no del todo ahí estaba el guardián de sami, el guerrero que la protegía en las noches de los monstruos que habitan en los cuentos de hadas: el fantástico e increíble “TIBURONSIN”, un raído y viejo conejo blanco de felpa, sami no estaba en el cuarto, eso quería decir que ya había despertado… ¿pero qué horas eran?.
En ese momento la puerta color blanco se abrió, tía Emily entro en la habitación sosteniendo una bandeja llena de comida con sus manos.
-Buenos días cariño- me dijo con una suave y dulce voz, a la vez que se sentaba a un lado de mi cama y me sonreía tiernamente, un gesto tan típico en ella, tía Emily tenía la mitad de su cara llena de cicatrices desde que yo tenía uso de razón  y conciencia era así, debió pasar hace demasiado tiempo, pero ese defecto no la hacía menos linda, tía Emily era hermosa con o sin cicatrices,-¿Cómo haz dormido?- me pregunto cogiendo un mechón de mi cabello de mi cara y ubicándolo con suma delicadeza detrás de mí oreja.
-Bien, creo…- dije un poco aturdida, - ¿Qué hora es?- pregunte confundida y con voz pastosa.
-Son las diez de la mañana cariño, haz estado incons… dormida por trece horas más o menos.
- ¿Trece horas dices? ¡Mierda!- dije a la vez que apoyaba mi mano derecha sobre el colchón de mi cama para levantarme del todo, volví a tumbarme, a la vez que soltaba un grito ahogado ante el dolor que sentí en ese instante proveniente de mi muñeca, tome una gran bocanada de aire para recomponerme, calmarme y poder hablar, -¿Qué me ha pasado?- pregunte con la voz nerviosa y un tono de dolor.
-Te has fracturado dos dedos y la muñeca, no es nada grave, en unos cuantos días estarás mejor cariño- dijo mientras frotaba mi mejilla con la palma de su mano,- el doctor ha dicho que las fracturas son muy leves, pero aun así te ha dado una incapacidad de veinte días, mientras te recuperas, no te preocupes por el instituto ya he llamado yo y me he encargado de la situación, solo quieren que te recuperes pronto y…
-¿Cómo?, cuando, donde…- dije rápidamente interrumpiendo lo que iba a decir, la cabeza me iba a estallar, trate de aclarar mis confusos pensamientos antes de hablar, -¿Cómo supieron dónde estaba?- pregunte al fin, esa era la pregunta más importante.
-Collin te ha encontrado en el bosque-dijo con una pizca de preocupación en su voz que no comprendí, -en cuanto vio como tenías de hinchada la mano no se lo pensó ni un segundo y te llevo directo al hospital, corriendo, ¿puedes creértelo?, debe estar muy interesado… bueno, luego llamo a Sam y el me llamo a mí, ¿Qué ha pasado cariñito?, sabes que puedes confiar en mi…- me dijo para infundirme confianza.
-He discutido con Quil, y le he dado un morrazo en la cara y aquí tienes el patético y estúpido resultado- dije al tiempo que con mi mano izquierda señalaba mi mano derecha enyesada, me detuve a reparar ese soso, simplón y deprimente yeso, los dedos índice y corazón estaban enyesados desde mi primera articulación, apenas y se me veía el color rosa de mis uñas, el yeso llegaba aproximada mente por debajo de seis dedos de mi muñeca, solté un amargo suspiro de resignación al aire.
De repente se escucharon unos estridentes golpes en la puerta principal, tía Emi se levantó de mi cama, cruzo la habitación y se detuvo en la puerta, -ya vuelvo, come cariño, lo necesitas.- me dijo mientras salía por la puerta.
Me lleve un sándwich a la boca y trague entero al escuchar esa tan conocida voz que preguntaba por mí…
-Está comiendo Quil, no la molestes ahora, lo mejor será que te vallas.
- Emily por favor, solo será un momento, yo… solo me quiero disculpar con ella.- dijo Quil con un tono suplicante.
-Quil no creo que sea una buena idea, ya ha causado demasiado problema, lo suficiente como para un mes.- dijo tía Emi con un tono de reproche y notable censura en su voz, ella jamás hablaba así, de seguro estaba demasiado enojada.
Solo escuche como Quil le susurraba algo demasiado bajo, lo suficiente para que yo solo detectara el leve murmuro.
-Está bien, pero no la alteres por tu propio bien si quieres salir vivo de esta casa, además hazlo rápido, Sam está al caer y créeme no solo te matara a ti por todo lo que por tu culpa ha tenido que pasar, sino que también me matara a mí por dejarte entrar aquí.- dijo Tía Emily con un tono de preocupación.
Me detuve a escuchar los pasos que cada vez eran más fuertes, señal de que se encontraba cerca, un segundo después entro en mi habitación, llevaba una bermuda color marrón, una camiseta blanca manga corta y sus deportivas negras, mi corazón empezó a dar tumbos como si de un motor acelerado se tratara, de seguro que escucharía eso, hice una mueca de dolor en mi fuero interno; ninguno de los dos pronuncio palabra alguna, yo desvié la vista y me quede mirando las fotos que se encontraban ubicadas arriba de las cortinas, todas las fotos eran a blanco y negro, en la primera estábamos sami y yo abrazadas en la playa, en la siguiente Tío Sam llevaba Cargada a Tía Emily en su espalda, y yo llevaba en la mía a Sami, esa foto nos la había tomado renesmee en una fiesta playera que hubo en Firts Beach, en la próxima fotografía estábamos los cuatro de nuevo, solo que esta vez estábamos abrazados, sentados en el sofá de la sala, y en la última foto sami me estaba dando un beso a mí en la mejilla, en esa foto sami tenía una rosa roja en la cabeza, el color de la rosa era el único color existente en las fotos aparte del blanco y negro.
-Hola…- me dijo Quil, hablo casi con un susurro, no lo mire, no quería verlo, quería que sintiera la amarga indiferencia que todo mi ser desprendía.
-Lo mejor será que te retires, te deje claro en el bosque que te quería lejos de mí, vete, por favor, necesito descansar- le dije con un tono firme y cortante, aunque mi voz salió baja.
-ya… si lo escuche, del mismo modo como escuche todo ese arsenal de te odios, me acuerdo de todo…- dijo con un tono irónico, sarcástico y con una risa amargada, -solo quería pedirte disculpas por lo de tu mano, es mi culpa que estés así, no debí ser tan ruin y…
-Cállate- lo interrumpí- no es tu culpa, yo soy quien se cree la mujer maravilla y la que anda dando morrazos a diestra y siniestra- dije sonriendo al recordar la patética y estúpida escena- Lo siento de verdad… por lo de la bofetada, fui estúpida y…
-Tranqui, ¡eso no fue nada!, que bien que no sabes dar golpes…- dijo con un tono burlón, dos segundo después estallo en carcajadas, yo seguía sin mirarlo.
-Quil lo mejor será que te marches ya- al mencionar las tan aludidas palabras pensé que mi corazón se quebraría en mil pequeños pedazos, pero no,- Tío Sam no demora en llegar y ya tengo demasiadas cosas que explicar, y además, que hayas venido a disculparte y que yo te halla perdonado no significa que todo está bien- dije en un suave susurro, con la esperanza de que entendiera el trasfondo de mis palabras- créeme nada está bien entre nosotros, así que vete- dije levantando la barbilla, ladee la cara y lo mire a los ojos trabando nuestras miradas, lo supe cuando vi sus ojos él no había descifrado mi frase, a lo mejor y le daba una pista.
-Vete, y no vuelvas, porque no quiero verte, no quiero- Qué- Tú- Vuelvas…
- Claire por favor, razona…- dijo al tiempo que se encaminaba hacia mi cama.
-¡Te he dicho que te vayas!- dije gritándole, mientras gruesas gotas  corrían por mi rostro.
-¡Quil ya la has escuchado! ¡Vete de aquí! ¡No dejes que sea yo el que haga que te vayas!- dijo Tío Sam a la vez que entraba a la habitación y se plantaba frente a Quil, wau Tío Sam se veía realmente cabreado…- Sabes que eres como un hermano para mí, pero mi familia es mi familia, y Claire es como mi otra hija, así que me importa una mierda quien haya golpeado a quien, ella es la que ha salido lastimada mientras estaba contigo, así que vete, y no me lo hagas más difícil…- Tío Sam hablaba fuerte pero no gritaba, seguramente no quería alterarme, tenía una tonalidad roja, jamás le había visto tan furioso y lo miraba con determinación y enfado, su mirada era tan fría y llena de hastió…
Quil me miro a los ojos, y pude ver que de ellos brotaba un incontenible arrepentimiento, mi corazón estaba totalmente estrujado, no quería que me viera así, no lo merecía, ladee el rostro y volví a mirar las fotos que se encontraban en la parte superior de mi ventana, escuche sus pasos y luego de 30 segundas no se escuchó nada, alguien abrió la puerta y la cerro con un sonoro y estrepitoso ruido.
-¿Claire?
-¿Dime tío Sam?- dije con la voz entrecortada y quebrada.
-¿Cómo te encuentras?- pregunto a la vez que se sentaba en la cama de Sami, cogía el conejo blanco y lo ponía sobre su regazo.
- estoy bien, creo…, me duele un poco la mano. Tío Sam yo…
-Claire nunca vuelvas a hacerme esto- me dijo cortando las palabras que yo quería decir, su tono era triste, se oyó como si deseara llorar y a la vez pude percibirlo como si fuera un mandato, una orden,- no sabes, no tienes ni la más mínima idea de todo lo que ha pasado mientras estabas inconscientes, tu madre me llama cada cinco minutos, tanto es que ya me está poniendo de los nervios, Jerry está furioso, yo que tu espero un buen tiempo para hablarle…- puse cara de no entender, ¿pero qué demonios les había dicho a mis padres?, pensé, al parecer supo lo que pasaba por mi mente..
- No tenía ninguna otra explicación, solo he dicho que estabas tonteando con Quil y los chicos en el acantilado, que resbalaste y caíste mal sobre una roca y que para mitigar el golpe has puesto la mano como resorte.- explico- ya sé que es una historia muy rebuscada y hasta dramática, pero entiéndeme, tenía la mente en blanco en ese momento, escucha… sé que son temas de chicas y para serte sincero aun no estoy preparado para establecer este tipo de conversaciones, pensé que tendría más tiempo para aprender a soltar este tipo de charlas…
-¡Tío!- Trate de cortarlo
-No, déjame terminar, sabes que te quiero y sabes lo importante que eres para mí, no sé qué ha pasado entre tú y Quil, y realmente no quiero escuchar las razones que te han llevado a golpearlo, la próxima vez que quieras darle un morrazo a un hombre lobo, dale con un tronco en una pata, golpéalo con un bate de hierro en la nariz, llama a un vampiro y pídele el favor, ¡¿YO QUE SE?!, me lo hubieras pedido a mí, y lo hubiera hecho, pero el caso es que si no puedes controlarte y esto vuelve a suceder me temo que tendrás que marcharte a Nebraska con tus padres y tu hermana, tu madre a media noche estaba buscando un billete de avión por internet, ¿puedes creerlo?, todos estaban desesperados porque no reaccionabas, no sé ni cómo hizo Emily para calmar a tu madre y a tu padre, que por cierto quería matarme por teléfono por ser tan irresponsable y no saber controlarte, la manada estaba revolucionada ayer, Quil realmente estaba exasperante mentalmente, Renesmee pensó que te habías partido todo el brazo y se presentó en el hospital como una magdalena, yo casi me vuelvo loco cuando te vi, postrada en esa camilla del hospital, y mira tu mano, no quiero volver a pasar por esto, no otra vez, y por favor escúchame bien… Sé que Quil te quiere, y créeme sí que lo sé, pero, date tiempo nena, aléjate de él un poco, te lo aconsejo, no solo como tu tío, sino también como un padre, como un amigo, tienes opciones Claire, no te enfrasques con Quil porque mira como haz terminado y no quiero que vuelvas a terminar así…- dijo a la vez que señalaba mi mano derecha, fruncía el ceño y miraba el yeso con asco y repulsión en sus ojos.
-Tío, está bien yo… lo siento, no volveré a hacerlo.
-tranquila nena, sé que no era tu intención hacerme vivir un infierno, ahora come y recupérate…- dijo al tiempo que se levantaba de la cama de Sami y cerraba la puerta.
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-¿Claire…? – llamo alguien a la vez que daba leves golpes a la puerta cerrada de mi habitación.
-Adelante- respondí con un susurro.
-Hola- dijo Collin a la vez que cruzaba la habitación y se detenía frente a mi cama -¿Qué tal la mano?
-Mal, este yeso me da nauseas- dije al tiempo que ponía cara de asco, el soltó una gran carcajada, su entusiasmo me contagio y los dos terminamos riéndonos como locos.
-Pues yo he traído la solución a todos tus problemas- me dijo con una gran sonrisa, levantando las cejas expectantes, a la vez que se sentaba a un lado de mi cama, y colocaba una bolsa de papel sobre mi regazo.
-ooohhh, un regalo, ¿pero que podrá ser?- dije con un tono inocente al tiempo que habría la bolsa de papel con mi mano izquierda, para darle un vistazo,- ¡¿Marcadores?! ¡Es genial! ¡Gracias!- dije al tiempo que lo abrazaba con mi brazo izquierdo y le daba un dulce beso en la mejilla.
-ya… de, de nada, cuando quieras, ¡pero venga! ¡Decoremos ese yeso! ¿Puedo hacer lo honores?- me pregunto mirándome a os ojos y haciendo un puchero con su boca,  con aire inocente y suplicante.
-¡Venga ya! No hagas esa cara, te hubiera dejado hacer los honores sin poner esa cara de ternerito regañado- su risa retumbo en toda la casa, era estruendosa, tenía una sonrisa preciosa, deslumbradora, de esas que solo tienen las superestrellas de cine , de esas sonrisas tan perfectas que te quitan el aliento; no dijo nada más, tomo mi muñeca derecha con suma delicadeza entre sus enormes manos como si de un pétalo de la más frágil rosa se tratara y con un marcador azul oscuro escribió en tono el centro de mi yeso:
“PAUL EL DESTRUCTOR”
Cuando vi lo que había escrito solo pude estallar en risas…
-Me encanta verte reír, jamás he visto nada comparado con la belleza de tu sonrisa, lo ves, el color del mensaje te queda a juego con tu ropa, Paul y tu como siempre sincronizados en todo.- dijo soltando una carcajada, mire mi ropa de hoy una sudadera negra y una camiseta manga larga color azul añil, lo mire con odio pero seguía riéndome.
Collin se pasó a eso de 4 horas en casa, a eso de las 6:00 pm, antes de la cena tuvo que irse, le suplique que no se fuera pero me dijo que iría a su casa se ducharía, comería algo y luego le tocaría patrullar hasta el día siguiente, pero no se fue sin prometerme volver al día siguiente, a la misma hora.
Estar con Collin era divertido, me hacia reír a cada instante, era tan natural estar con él, pasamos la mayoría del tiempo jugando y escribiendo cosas en el yeso, claro él fue el único que escribió, fueron tantas cosas las que puso que solo quedaron pequeños espacios, pero fue bueno ya que no podía ni ver el yeso porque automáticamente terminada riéndome, Collin había escrito en el yeso todos los motes de los chicos de la manada o bueno de la gran mayoría:
-“PAUL EL DESTRUCTOR”
-“BRADY EL CAZACHICAS”
-“JACOB EL MANDON”
-“SAM EL GRUÑON”
-“SETH EL IRRESISTIBLE”(o bueno eso cree el)
-“LEAH LA CARIÑOSITA (solo con Raphael)”
-“RAPHAEL EL CARIÑOSITO (solo con Leah)”
-“EMBRY EL DESPISTADO”
-“JARED, FAN No.1 DE PAUL”
Así continuaba la lista el último mote que leí fue:
-“COLLIN EL COMICO, y el que te quiere, mucho Claire”
Sonreí al leerlo “Collin el cómico” ¡ja! Yo diría el bufón, pensé, este mensaje estaba en lo que sería la palma de mi mano.
Solo faltaba un apodo, le pedí que no lo pusiera ya que yo sabría cómo sería de estar aquí y sí que sería incómodo para mí: “Osito Quil”.
Deje el pensamiento colgando y me dispuse a dormir ya era bastante tarde, tenía un presentimiento tan claro y trasparente como el agua: “nada iba a ser igual”.

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