Incandescencia Glacial
Capitulo 5, "La visita"
Pov.Claire
La fuerte luz que se colaba entre las finas cortinas
color verde viche de la habitación me despertó, tape mis ojos automáticamente
con mi brazo izquierdo, pero al ver que ya no quedaban ni los más mínimos rastros
de mi sueño, hinque mi codo izquierdo en el colchón, y acto seguido levante
solo unos cuantos centímetros mi torso del colchón, mire la cama que se
encontraba al otro lado de esa tan conocida habitación azul cielo, la cama
estaba vacía, bueno, no del todo ahí estaba el guardián de sami, el guerrero
que la protegía en las noches de los monstruos que habitan en los cuentos de
hadas: el fantástico e increíble “TIBURONSIN”,
un raído y viejo conejo blanco de felpa, sami no estaba en el cuarto, eso quería
decir que ya había despertado… ¿pero qué horas eran?.
En ese momento la puerta color blanco se abrió, tía Emily
entro en la habitación sosteniendo una bandeja llena de comida con sus manos.
-Buenos días cariño- me dijo con una suave y dulce voz, a
la vez que se sentaba a un lado de mi cama y me sonreía tiernamente, un gesto
tan típico en ella, tía Emily tenía la mitad de su cara llena de cicatrices
desde que yo tenía uso de razón y
conciencia era así, debió pasar hace demasiado tiempo, pero ese defecto no la hacía
menos linda, tía Emily era hermosa con o sin cicatrices,-¿Cómo haz dormido?- me
pregunto cogiendo un mechón de mi cabello de mi cara y ubicándolo con suma
delicadeza detrás de mí oreja.
-Bien, creo…- dije un poco aturdida, - ¿Qué hora es?-
pregunte confundida y con voz pastosa.
-Son las diez de la mañana cariño, haz estado incons…
dormida por trece horas más o menos.
- ¿Trece horas dices? ¡Mierda!- dije a la vez que apoyaba
mi mano derecha sobre el colchón de mi cama para levantarme del todo, volví a
tumbarme, a la vez que soltaba un grito ahogado ante el dolor que sentí en ese
instante proveniente de mi muñeca, tome una gran bocanada de aire para
recomponerme, calmarme y poder hablar, -¿Qué me ha pasado?- pregunte con la voz
nerviosa y un tono de dolor.
-Te has fracturado dos dedos y la muñeca, no es nada
grave, en unos cuantos días estarás mejor cariño- dijo mientras frotaba mi
mejilla con la palma de su mano,- el doctor ha dicho que las fracturas son muy
leves, pero aun así te ha dado una incapacidad de veinte días, mientras te
recuperas, no te preocupes por el instituto ya he llamado yo y me he encargado
de la situación, solo quieren que te recuperes pronto y…
-¿Cómo?, cuando, donde…- dije rápidamente interrumpiendo
lo que iba a decir, la cabeza me iba a estallar, trate de aclarar mis confusos
pensamientos antes de hablar, -¿Cómo supieron dónde estaba?- pregunte al fin,
esa era la pregunta más importante.
-Collin te ha encontrado en el bosque-dijo con una pizca
de preocupación en su voz que no comprendí, -en cuanto vio como tenías de
hinchada la mano no se lo pensó ni un segundo y te llevo directo al hospital,
corriendo, ¿puedes creértelo?, debe estar muy interesado… bueno, luego llamo a
Sam y el me llamo a mí, ¿Qué ha pasado cariñito?, sabes que puedes confiar en
mi…- me dijo para infundirme confianza.
-He discutido con Quil, y le he dado un morrazo en la
cara y aquí tienes el patético y estúpido resultado- dije al tiempo que con mi
mano izquierda señalaba mi mano derecha enyesada, me detuve a reparar ese soso,
simplón y deprimente yeso, los dedos índice y corazón estaban enyesados desde
mi primera articulación, apenas y se me veía el color rosa de mis uñas, el yeso
llegaba aproximada mente por debajo de seis dedos de mi muñeca, solté un amargo
suspiro de resignación al aire.
De repente se escucharon unos estridentes golpes en la
puerta principal, tía Emi se levantó de mi cama, cruzo la habitación y se
detuvo en la puerta, -ya vuelvo, come cariño, lo necesitas.- me dijo mientras
salía por la puerta.
Me lleve un sándwich a la boca y trague entero al
escuchar esa tan conocida voz que preguntaba por mí…
-Está comiendo Quil, no la molestes ahora, lo mejor será
que te vallas.
- Emily por favor, solo será un momento, yo… solo me
quiero disculpar con ella.- dijo Quil con un tono suplicante.
-Quil no creo que sea una buena idea, ya ha causado
demasiado problema, lo suficiente como para un mes.- dijo tía Emi con un tono
de reproche y notable censura en su voz, ella jamás hablaba así, de seguro
estaba demasiado enojada.
Solo escuche como Quil le susurraba algo demasiado bajo,
lo suficiente para que yo solo detectara el leve murmuro.
-Está bien, pero no la alteres por tu propio bien si
quieres salir vivo de esta casa, además hazlo rápido, Sam está al caer y créeme
no solo te matara a ti por todo lo que por tu culpa ha tenido que pasar, sino
que también me matara a mí por dejarte entrar aquí.- dijo Tía Emily con un tono
de preocupación.
Me detuve a escuchar los pasos que cada vez eran más
fuertes, señal de que se encontraba cerca, un segundo después entro en mi
habitación, llevaba una bermuda color marrón, una camiseta blanca manga corta y
sus deportivas negras, mi corazón empezó a dar tumbos como si de un motor
acelerado se tratara, de seguro que escucharía eso, hice una mueca de dolor en
mi fuero interno; ninguno de los dos pronuncio palabra alguna, yo desvié la
vista y me quede mirando las fotos que se encontraban ubicadas arriba de las
cortinas, todas las fotos eran a blanco y negro, en la primera estábamos sami y
yo abrazadas en la playa, en la siguiente Tío Sam llevaba Cargada a Tía Emily
en su espalda, y yo llevaba en la mía a Sami, esa foto nos la había tomado
renesmee en una fiesta playera que hubo en Firts Beach, en la próxima fotografía
estábamos los cuatro de nuevo, solo que esta vez estábamos abrazados, sentados
en el sofá de la sala, y en la última foto sami me estaba dando un beso a mí en
la mejilla, en esa foto sami tenía una rosa roja en la cabeza, el color de la
rosa era el único color existente en las fotos aparte del blanco y negro.
-Hola…- me dijo Quil, hablo casi con un susurro, no lo
mire, no quería verlo, quería que sintiera la amarga indiferencia que todo mi
ser desprendía.
-Lo mejor será que te retires, te deje claro en el bosque
que te quería lejos de mí, vete, por favor, necesito descansar- le dije con un
tono firme y cortante, aunque mi voz salió baja.
-ya… si lo escuche, del mismo modo como escuche todo ese
arsenal de te odios, me acuerdo de todo…- dijo con un tono irónico, sarcástico
y con una risa amargada, -solo quería pedirte disculpas por lo de tu mano, es
mi culpa que estés así, no debí ser tan ruin y…
-Cállate- lo interrumpí- no es tu culpa, yo soy quien se
cree la mujer maravilla y la que anda dando morrazos a diestra y siniestra-
dije sonriendo al recordar la patética y estúpida escena- Lo siento de verdad…
por lo de la bofetada, fui estúpida y…
-Tranqui, ¡eso no fue nada!, que bien que no sabes dar
golpes…- dijo con un tono burlón, dos segundo después estallo en carcajadas, yo
seguía sin mirarlo.
-Quil lo mejor será que te marches ya- al mencionar las
tan aludidas palabras pensé que mi corazón se quebraría en mil pequeños
pedazos, pero no,- Tío Sam no demora en llegar y ya tengo demasiadas cosas que
explicar, y además, que hayas venido a disculparte y que yo te halla perdonado
no significa que todo está bien- dije en un suave susurro, con la esperanza de
que entendiera el trasfondo de mis palabras- créeme nada está bien entre
nosotros, así que vete- dije levantando la barbilla, ladee la cara y lo mire a
los ojos trabando nuestras miradas, lo supe cuando vi sus ojos él no había
descifrado mi frase, a lo mejor y le daba una pista.
-Vete, y no vuelvas, porque no quiero verte, no quiero-
Qué- Tú- Vuelvas…
- Claire por favor, razona…- dijo al tiempo que se
encaminaba hacia mi cama.
-¡Te he dicho que te vayas!- dije gritándole, mientras
gruesas gotas corrían por mi rostro.
-¡Quil ya la has escuchado! ¡Vete de aquí! ¡No dejes que
sea yo el que haga que te vayas!- dijo Tío Sam a la vez que entraba a la
habitación y se plantaba frente a Quil, wau Tío Sam se veía realmente
cabreado…- Sabes que eres como un hermano para mí, pero mi familia es mi
familia, y Claire es como mi otra hija, así que me importa una mierda quien
haya golpeado a quien, ella es la que ha salido lastimada mientras estaba
contigo, así que vete, y no me lo hagas más difícil…- Tío Sam hablaba fuerte
pero no gritaba, seguramente no quería alterarme, tenía una tonalidad roja, jamás
le había visto tan furioso y lo miraba con determinación y enfado, su mirada
era tan fría y llena de hastió…
Quil me miro a los ojos, y pude ver que de ellos brotaba
un incontenible arrepentimiento, mi corazón estaba totalmente estrujado, no
quería que me viera así, no lo merecía, ladee el rostro y volví a mirar las
fotos que se encontraban en la parte superior de mi ventana, escuche sus pasos
y luego de 30 segundas no se escuchó nada, alguien abrió la puerta y la cerro
con un sonoro y estrepitoso ruido.
-¿Claire?
-¿Dime tío Sam?- dije con la voz entrecortada y quebrada.
-¿Cómo te encuentras?- pregunto a la vez que se sentaba
en la cama de Sami, cogía el conejo blanco y lo ponía sobre su regazo.
- estoy bien, creo…, me duele un poco la mano. Tío Sam
yo…
-Claire nunca vuelvas a hacerme esto- me dijo cortando
las palabras que yo quería decir, su tono era triste, se oyó como si deseara
llorar y a la vez pude percibirlo como si fuera un mandato, una orden,- no
sabes, no tienes ni la más mínima idea de todo lo que ha pasado mientras
estabas inconscientes, tu madre me llama cada cinco minutos, tanto es que ya me
está poniendo de los nervios, Jerry está furioso, yo que tu espero un buen
tiempo para hablarle…- puse cara de no entender, ¿pero qué demonios les había dicho a mis padres?, pensé, al parecer
supo lo que pasaba por mi mente..
- No tenía ninguna otra explicación, solo he dicho que
estabas tonteando con Quil y los chicos en el acantilado, que resbalaste y caíste
mal sobre una roca y que para mitigar el golpe has puesto la mano como
resorte.- explico- ya sé que es una historia muy rebuscada y hasta dramática,
pero entiéndeme, tenía la mente en blanco en ese momento, escucha… sé que son
temas de chicas y para serte sincero aun no estoy preparado para establecer
este tipo de conversaciones, pensé que tendría más tiempo para aprender a
soltar este tipo de charlas…
-¡Tío!- Trate de cortarlo
-No, déjame terminar, sabes que te quiero y sabes lo
importante que eres para mí, no sé qué ha pasado entre tú y Quil, y realmente
no quiero escuchar las razones que te han llevado a golpearlo, la próxima vez
que quieras darle un morrazo a un hombre lobo, dale con un tronco en una pata,
golpéalo con un bate de hierro en la nariz, llama a un vampiro y pídele el
favor, ¡¿YO QUE SE?!, me lo hubieras pedido a mí, y lo hubiera hecho, pero el
caso es que si no puedes controlarte y esto vuelve a suceder me temo que tendrás
que marcharte a Nebraska con tus padres y tu hermana, tu madre a media noche
estaba buscando un billete de avión por internet, ¿puedes creerlo?, todos
estaban desesperados porque no reaccionabas, no sé ni cómo hizo Emily para
calmar a tu madre y a tu padre, que por cierto quería matarme por teléfono por
ser tan irresponsable y no saber controlarte, la manada estaba revolucionada
ayer, Quil realmente estaba exasperante mentalmente, Renesmee pensó que te habías
partido todo el brazo y se presentó en el hospital como una magdalena, yo casi
me vuelvo loco cuando te vi, postrada en esa camilla del hospital, y mira tu
mano, no quiero volver a pasar por esto, no otra vez, y por favor escúchame
bien… Sé que Quil te quiere, y créeme sí que lo sé, pero, date tiempo nena,
aléjate de él un poco, te lo aconsejo, no solo como tu tío, sino también como
un padre, como un amigo, tienes opciones Claire, no te enfrasques con Quil porque
mira como haz terminado y no quiero que vuelvas a terminar así…- dijo a la vez
que señalaba mi mano derecha, fruncía el ceño y miraba el yeso con asco y
repulsión en sus ojos.
-Tío, está bien yo… lo siento, no volveré a hacerlo.
-tranquila nena, sé que no era tu intención hacerme vivir
un infierno, ahora come y recupérate…- dijo al tiempo que se levantaba de la
cama de Sami y cerraba la puerta.
…………………………………………………………………………………………….
-¿Claire…? – llamo alguien a la vez que daba leves golpes
a la puerta cerrada de mi habitación.
-Adelante- respondí con un susurro.
-Hola- dijo Collin a la vez que cruzaba la habitación y
se detenía frente a mi cama -¿Qué tal la mano?
-Mal, este yeso me da nauseas- dije al tiempo que ponía cara
de asco, el soltó una gran carcajada, su entusiasmo me contagio y los dos
terminamos riéndonos como locos.
-Pues yo he traído la solución a todos tus problemas- me dijo
con una gran sonrisa, levantando las cejas expectantes, a la vez que se sentaba
a un lado de mi cama, y colocaba una bolsa de papel sobre mi regazo.
-ooohhh, un regalo, ¿pero que podrá ser?- dije con un
tono inocente al tiempo que habría la bolsa de papel con mi mano izquierda,
para darle un vistazo,- ¡¿Marcadores?! ¡Es genial! ¡Gracias!- dije al tiempo
que lo abrazaba con mi brazo izquierdo y le daba un dulce beso en la mejilla.
-ya… de, de nada, cuando quieras, ¡pero venga! ¡Decoremos
ese yeso! ¿Puedo hacer lo honores?- me pregunto mirándome a os ojos y haciendo
un puchero con su boca, con aire
inocente y suplicante.
-¡Venga ya! No hagas esa cara, te hubiera dejado hacer
los honores sin poner esa cara de ternerito regañado- su risa retumbo en toda
la casa, era estruendosa, tenía una sonrisa preciosa, deslumbradora, de esas
que solo tienen las superestrellas de cine , de esas sonrisas tan perfectas que
te quitan el aliento; no dijo nada más, tomo mi muñeca derecha con suma
delicadeza entre sus enormes manos como si de un pétalo de la más frágil rosa
se tratara y con un marcador azul oscuro escribió en tono el centro de mi yeso:
“PAUL EL DESTRUCTOR”
Cuando vi lo que había
escrito solo pude estallar en risas…
-Me encanta verte reír, jamás
he visto nada comparado con la belleza de tu sonrisa, lo ves, el color del
mensaje te queda a juego con tu ropa, Paul y tu como siempre sincronizados en
todo.- dijo soltando una carcajada, mire mi ropa de hoy una sudadera negra y
una camiseta manga larga color azul añil, lo mire con odio pero seguía
riéndome.
Collin se pasó a eso de
4 horas en casa, a eso de las 6:00 pm, antes de la cena tuvo que irse, le
suplique que no se fuera pero me dijo que iría a su casa se ducharía, comería
algo y luego le tocaría patrullar hasta el día siguiente, pero no se fue sin
prometerme volver al día siguiente, a la misma hora.
Estar con Collin era
divertido, me hacia reír a cada instante, era tan natural estar con él, pasamos
la mayoría del tiempo jugando y escribiendo cosas en el yeso, claro él fue el
único que escribió, fueron tantas cosas las que puso que solo quedaron pequeños
espacios, pero fue bueno ya que no podía ni ver el yeso porque automáticamente
terminada riéndome, Collin había escrito en el yeso todos los motes de los
chicos de la manada o bueno de la gran mayoría:
-“PAUL EL DESTRUCTOR”
-“BRADY EL CAZACHICAS”
-“JACOB EL MANDON”
-“SAM EL GRUÑON”
-“SETH EL IRRESISTIBLE”(o bueno eso cree el)
-“LEAH LA CARIÑOSITA (solo con Raphael)”
-“RAPHAEL EL
CARIÑOSITO (solo con Leah)”
-“EMBRY EL DESPISTADO”
-“JARED, FAN No.1 DE
PAUL”
Así continuaba la lista
el último mote que leí fue:
-“COLLIN EL COMICO, y el que te quiere, mucho Claire”
Sonreí al leerlo “Collin el cómico” ¡ja! Yo diría el bufón,
pensé, este mensaje estaba en lo que sería la palma de mi mano.
Solo faltaba un apodo, le pedí que no lo pusiera ya que
yo sabría cómo sería de estar aquí y sí que sería incómodo para mí: “Osito Quil”.
Deje el pensamiento colgando y me dispuse a dormir ya era
bastante tarde, tenía un presentimiento tan claro y trasparente como el agua: “nada iba a ser igual”.
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